domingo, 12 de julio de 2015

Encuentro diocesano de jóvenes

Este sábado día 11 vivimos junto a los jóvenes de toda la diócesis una experiencia maravillosa. Me refiero al primer Congreso de Jóvenes de la Diócesis de Villarrica.
Probablemente a cualquiera de nosotros, colaboradores y responsables en alguna tarea pastoral en nuestra diócesis de Getafe, puede parecernos esta actividad diocesana todo menos una novedad, ya que estamos acostumbrados a estas "movidas". Los ocho misioneros participamos e incluso ayudamos en algunos momentos de la jornada en alguna actividad e intervención de la misma.
Íbamos convencidos de que estábamos hechos a estas experiencias y nada nos podría parecer nuevo. El Señor nos sorprendió desde el primer momento. Entre los bailes y dinámicas, las actuaciones del grupo musical y las dos charlas-coloquio que tuvimos (una de ellas impartida por nuestro rector D. Carlos) seguidas de una ronda testimonio-vocacional (en esta ocasión Alex fue nuestro representante) el Señor nos concedió magníficos detalles.
Personalmente lo que más me gustó fue vivir en medio de los seminaristas del seminario de Villarrica este acontecimiento. Creo que a cada uno de nosotros se nos pasó por la cabeza numerosos recuerdos de nuestras primeras Jornadas Diocesanas, peregrinaciones, etc. Siempre que podíamos nos juntábamos con ellos. Qué alegría tan grande en los rostros de estos seminaristas que vivían su primer encuentro diocesano de jóvenes al ver a tantos jóvenes de su diócesis comprometidos con su labor pastoral, ansiosos por ayudar y hacer todo lo posible para que la alegría del Evangelio sea el alimento en sus parroquias. ¡Y todo dentro de un clima de sencillez que contagiaba alegría verdadera, la alegría cristiana!
Cómo no, lo más importante lo tuvimos al final. Celebramos la Santa Misa para clausurar el día. Nos ocupamos de prestar una mano a nuestros amigos seminaristas acolitando y cantando en el coro. Hasta el final siempre junto a estos hermanos nuestros que tan preocupados están también de que nuestra estancia aquí durante este mes sea de mayor comodidad. Damos gracias a Dios por el día que vivimos.
No nos acostumbremos nunca a las cosas de Dios, sino vivámoslas en su Corazón. De esta manera todas las actividades que realicemos durante nuestra vida serán siempre nuevas.
Seguimos muy agradecidos a todos los que nos estáis encomendando desde España. Somos conscientes de que tenemos una gran ayuda gracias a vuestras oraciones. En algunas ocasiones ya lo hemos experimentado, varios miedos e inseguridades han desaparecido, y sabemos que no puede haber sido sino gracias a estas oraciones. ¡Seguid ayudándonos! Nosotros desde aquí se lo agradecemos al Señor y pedimos por vuestras familias y necesidades.