Del 20 al 23 de julio hemos estado en Cunco, misionando en la
parroquia de la Inmaculada Concepción. Allí fuimos acogidos afectuosamente por
el padre Jorge que durante esos días se desvivió para hacernos sentir como en casa.
Nuestra actividad se centró en el barrio de Las Dehesas, que se
encuentra a las afueras de la población. Fuimos casa por casa invitando a los
vecinos a la celebración de la Eucaristía el jueves y a los jóvenes y niños a
asistir antes a un partido de fútbol. La respuesta de los vecinos fue muy
generosa, juntándonos un buen número en la celebración de Eucaristía y en el
ágape posterior. Además, también, colaboramos con la pastoral de la salud yendo
al hospital y a dos residencias de ancianos.
No querría terminar sin mencionar a las Hermanas de la Santa
Cruz, que nos acogieron en su comunidad con mucha alegría, así como el
ejemplo de celo apostólico del padre Jorge que nos enseñó una nueva pastoral,
la pastoral culinaria que consiste en tener todas las reuniones parroquiales
alrededor de una colación liviana, o sea un buen asado.
jueves, 30 de julio de 2015
martes, 28 de julio de 2015
MALLOCO LOLENCO
Dentro de todas las
“misiones” que hemos ido realizando en Villarrica ha habido una especial. La
misión en Malloco Lolenco.
Fue especial no porque
llamásemos a las casas disfrazados de payasos preguntando “¿cómo están
ustedes?” ni rondar las ventanas con “los clavelitos”. Tampoco por predicar algo distinto a las
demás, pues el contenido era el mismo: CRISTO VIVO. Lo que hizo diferente esta
misión era el lugar ya que era una misión rural donde en vez de ir de casa en
casa íbamos de granja en granja. Sí, de granja en granja pero, claro está,
predicando a las personas y no a las gallinas.
Duró del viernes 17 al
domingo 19. En esos días pudimos compartir nuestra fe con personas que no
pueden tener Eucaristía nada más que un domingo al mes y muchas de ellas
teniendo que coger el coche o andar un buen trecho (muchas veces con grandes
chaparrones).
Fue una experiencia muy
enriquecedora para nosotros en la cual pudimos bendecir casas, tener momentos
de oración en cada hogar y también compartir algunas inquietudes, sufrimientos,
alegrías… con esas familias.
Para unos era un
momento de retomar relaciones con su capilla a la que hacía un tiempo que no
acudían, para otros un momento propicio para compartir con unos hermanos españoles
su amor a Jesucristo, pero para todos un momento de gracia especial en el que
el mismo Señor les visitaba. Eso se percibía en su acogida, tan alegre y
generosa siempre. Tan era así que hasta en una casa celebramos el cumpleaños de
la pequeña Jessica Anaís, cantando unas canciones y rezando por la cumpleañera
de 3 añitos recién estrenados.
Después de bendecir
casas, el domingo tuvimos un encuentro con toda la comunidad en el que hubo una
pequeña catequesis para familias a cargo del Padre Charlie, luego la
celebración de nuestro mayor tesoro, la Eucaristía, y por último algo de
picoteo compartiendo cantos, cultura… pues nosotros cantábamos canciones
típicas de España mientras ellos nos enseñaban algunas cosas propias de la
cultura mapuche (pueblo a la que pertenecían la mayoría de los integrantes de
esta comunidad).
Fueron días preciosos
en los que recibimos mucho del amor a Dios que estas personas tienen.
Especialmente nos ayudó el testimonio de la señora Lucía, responsable de la
comunidad, su hija Eva, el señor José y Anita, que nos acompañaron en esta
misión.
viernes, 17 de julio de 2015
Haced lo que Él os diga
Podemos decir que la misión en el sector de "Los Volcanes" ha sido la más mariana hasta ahora. Han sido tres días de anunciar casa por casa que el Señor quiere hacerse presente en medio de la vida de las personas que viven en este barrio, que es probablemente el más nuevo de Villarrica. Y este anuncio ha sido hecho de la mano de la Virgen María. No me canso de ver una y otra vez, en mi vida y en la de estas personas, cómo es Ella la que más nos acerca a Dios. Allí donde está María, está Dios. Y no puede ser de otro modo.
La misión ha consistido en visitar las casas, hablar con los vecinos, anunciarles la Buena Nueva del Evangelio, escuchar sus inquietudes, sus preocupaciones y sus dificultades. Algunos de ellos rápidamente nos invitaron a entrar a sus casas para bendecirlas y conversar, o a ver a sus enfermos; otros nos despidieron, aunque hemos de decir en honor a la verdad, que nunca con malas palabras ni desaires: los chilenos son muy corteses y educados.
También les convocamos para la víspera del día de la Virgen del Carmen. Por la tarde tuvimos juegos con los niños, en los que se trataba que fueran juegos con un contenido catequético. Y para acabar este rato con ellos, escucharon la catequesis de uno de nosotros sobre los contenidos más básicos de nuestra fe. "Al tiro", como dicen aquí, comenzó el rezo del Santo Rosario con los niños a la cabeza mientras procesionábamos una imagen de la Virgen del Carmen dentro de una furgoneta (para que no se estropeara con la lluvia). Al acabar el rosario comenzamos la Misa, ya de víspera de la Virgen del Carmen, "madre y reina de Chile". La capilla estaba llena, no cabía nadie más, incluso con personas que no solían ir a la Eucaristía de los domingos.
Es una alegría muy grande ver estos frutos que, estoy convencido, no es sólo trabajo nuestro, sino de Dios junto con todas las personas más implicadas de esta comunidad como Marcela, Mauricio, Mónica... Dios tiene muchas manos en este barrio, pero aún le faltan muchos hogares donde entrar.
¿Cómo hacerlo? La Virgen María, una vez más, nos muestra el camino: "haced lo que Él os diga". Fieles a la voluntad de Dios y comprometidos con nuestros hermanos: así es como queremos vivir.
La misión ha consistido en visitar las casas, hablar con los vecinos, anunciarles la Buena Nueva del Evangelio, escuchar sus inquietudes, sus preocupaciones y sus dificultades. Algunos de ellos rápidamente nos invitaron a entrar a sus casas para bendecirlas y conversar, o a ver a sus enfermos; otros nos despidieron, aunque hemos de decir en honor a la verdad, que nunca con malas palabras ni desaires: los chilenos son muy corteses y educados.
También les convocamos para la víspera del día de la Virgen del Carmen. Por la tarde tuvimos juegos con los niños, en los que se trataba que fueran juegos con un contenido catequético. Y para acabar este rato con ellos, escucharon la catequesis de uno de nosotros sobre los contenidos más básicos de nuestra fe. "Al tiro", como dicen aquí, comenzó el rezo del Santo Rosario con los niños a la cabeza mientras procesionábamos una imagen de la Virgen del Carmen dentro de una furgoneta (para que no se estropeara con la lluvia). Al acabar el rosario comenzamos la Misa, ya de víspera de la Virgen del Carmen, "madre y reina de Chile". La capilla estaba llena, no cabía nadie más, incluso con personas que no solían ir a la Eucaristía de los domingos.
Es una alegría muy grande ver estos frutos que, estoy convencido, no es sólo trabajo nuestro, sino de Dios junto con todas las personas más implicadas de esta comunidad como Marcela, Mauricio, Mónica... Dios tiene muchas manos en este barrio, pero aún le faltan muchos hogares donde entrar.
¿Cómo hacerlo? La Virgen María, una vez más, nos muestra el camino: "haced lo que Él os diga". Fieles a la voluntad de Dios y comprometidos con nuestros hermanos: así es como queremos vivir.
jueves, 16 de julio de 2015
Nunca es tarde si la dicha es buena.

¡Hola otra vez! Quiero dar las gracias por las oraciones, no es por cumplir, se están notando de veras. Dicho esto vamos a recopilar el día de ayer, 16 de Julio de 2015. Celebramos a la Virgen del Carmen, patrona de Chile, por eso fuimos a una capilla dedicada a esta advocación. Está ubicada en una comunidad rural en "Huincacara" que nos han dicho que significa "cara de extranjero" así que sin saberlo era un sitio apropiado para nosotros. Fuimos cómo tantas veces en el coche sin saber qué es lo que nos deparaba. Nos dirigíamos por un camino que la señal nos indicaba. Continuamos por el camino viendo el paisaje. Avanzamos por el camino preguntando a la gente donde estaba la capilla. Seguimos...y seguimos...y seguimos...y nos encontramos con la nieve. Empezamos a sospechar que nos habíamos perdido y efectivamente, nos habíamos perdido. Sin cobertura y con la nieve bajo las ruedas. Ya con poca esperanza de encontrar la capilla regresamos por el mismo camino volviendo a preguntar a alguna persona que encontramos. Nos indicaron que podía haber una capilla en unos cuantos kilómetros. Y en un momento uno de nosotros vio un cartel pequeño que casi se caía y SÍ era la capilla de la Virgen del Carmen. Ya nos desviamos y llegamos a nuestro destino.

Nos acogieron desde el primer momento con mucho cariño y pudimos observar que era gente sencilla pero que vivía la fe con mucha naturalidad y alegría. Más tarde fuimos a la parte trasera de la capilla y tuvimos un compartir fraterno. Uno se da cuenta, paradójicamente, que por lo general el que menos tiene es el que más da y el que más tiene menos ofrece. Se aprende que lo importante no es tener mucho sino ofrecer lo que cada uno puede, y al mismo tiempo, que lo importante en una comunidad es cuidarse el uno al otro, conocerse, preocuparse, trabajar para que la comunidad crezca y rezar unos por otros.

Otra vez se puede decir que “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20, 35).
martes, 14 de julio de 2015
TENGO SED!!!
“a MI me lo hicisteis”
Durante los diez días que llevamos
en Villarrica estamos ayudando en varias actividades de pastoral social que aquí
se realizan.
Por las mañanas, a las 11:30 ,
vamos al comedor de la parroquia San Francisco de Asís donde ayudamos a Karime,
Fadile, Irene y Carmen a servir comida a los más pobres de entre los pobres de
Villarrica. Allí, además de ayudar sirviendo y recogiendo platos, también llevamos
nuestra guitarra y animamos con diversos cantos y bailes a estos hermanos que
no sólo necesitan alimento corporal, sino también cariño y alegría que les
muestre esa predilección de Dios por los más pequeños.
De hecho se ve como estas
personas van encontrando al Señor en estos pequeños detalles hasta el punto de
servirse unos a otros por amor a Dios. Lo pude comprobar cuando bromeando le
dije a Lupe que le iba a quitar el trabajo de fregar los platos para así cobrar
yo los mil pesos (ficticios por supuesto) y me dijo: “yo esto no lo hago por la
plata sino por amor a Dios”.
Después del almuerzo (en España
comida), a las 14:30 vamos al comedor de la Divina Misericordia, donde la
señora Patricia prepara platos de comida para que los más pobres los lleven a
su casa y puedan comer algo por la noche. En este comedor ayudamos a preparar
la comida (pelamos zanahorias, “papas”, etc.) y más tarde la servimos.
Por último, en la tarde, hacemos
la llamada “ruta de los pancitos” organizada por la pastoral social de la
Catedral. Consiste en ir con los voluntarios (Patricia Troncoso, Paula, Bibi,
Mario, Gema…) por las casas más pobres de Villarrica repartiendo “pancitos” y
un vaso de leche calentita para que puedan cenar algo y también desayunar. Cuando
yo hice la ruta, me tocó con Patricia y Bibi y quedé impresionado de cómo no sólo
les llevan la cena, sino que ayudan a
las personas que visitan a ver el amor tan grande que Dios les tiene, que nunca
les abandona, y no sólo hacen una gran labor social sino que en ella Cristo es
el centro. De hecho ayer pidieron al “padre Charlie” que les acompañase para
poder confesar y dar la comunión a los más enfermos. Gesto que recuerda a lo
dicho por Pedro en Hechos de los apóstoles: “no tengo oro ni plata mas lo que
tengo te doy”. CRISTO.
Además de todas estas
actividades, el miércoles pasado tuvimos Eucaristía en la cárcel con algunos
presos que quisieron unirse. Fue precioso ver con que humildad se acercaban al
Señor, sabiéndose pequeños pero infinitamente amados por un Dios que ha dado su
vida sin esperar a que seamos perfectos. Se podía palpar la actitud del
publicano en el templo orando a Dios desde su miseria y yo a su vez podía sentirme
como ese fariseo que tantas veces quiere apoyarse en sus buenas obras en lugar
de verse pequeño ante Dios que nos hace grandes.
Estas actividades que vamos
realizando ayudan a ver a ese Cristo Vivo que en los más pobres de entre los
pobres te grita “¡¡¡TENGO SED!!! Tengo sed
de ti, de que te entregues de veras, que me ames en todo lo que hagas,
especialmente en estos mis pequeños hermanos pues lo que hicisteis a estos mis
humildes hermanos A MI ME LO HICISTEIS”
#MisiónChile2015
domingo, 12 de julio de 2015
Encuentro diocesano de jóvenes
Este sábado día 11 vivimos junto a los jóvenes de toda la diócesis una experiencia maravillosa. Me refiero al primer Congreso de Jóvenes de la Diócesis de Villarrica.
Probablemente a cualquiera de nosotros, colaboradores y responsables en alguna tarea pastoral en nuestra diócesis de Getafe, puede parecernos esta actividad diocesana todo menos una novedad, ya que estamos acostumbrados a estas "movidas". Los ocho misioneros participamos e incluso ayudamos en algunos momentos de la jornada en alguna actividad e intervención de la misma.
Íbamos convencidos de que estábamos hechos a estas experiencias y nada nos podría parecer nuevo. El Señor nos sorprendió desde el primer momento. Entre los bailes y dinámicas, las actuaciones del grupo musical y las dos charlas-coloquio que tuvimos (una de ellas impartida por nuestro rector D. Carlos) seguidas de una ronda testimonio-vocacional (en esta ocasión Alex fue nuestro representante) el Señor nos concedió magníficos detalles.
Personalmente lo que más me gustó fue vivir en medio de los seminaristas del seminario de Villarrica este acontecimiento. Creo que a cada uno de nosotros se nos pasó por la cabeza numerosos recuerdos de nuestras primeras Jornadas Diocesanas, peregrinaciones, etc. Siempre que podíamos nos juntábamos con ellos. Qué alegría tan grande en los rostros de estos seminaristas que vivían su primer encuentro diocesano de jóvenes al ver a tantos jóvenes de su diócesis comprometidos con su labor pastoral, ansiosos por ayudar y hacer todo lo posible para que la alegría del Evangelio sea el alimento en sus parroquias. ¡Y todo dentro de un clima de sencillez que contagiaba alegría verdadera, la alegría cristiana!
Cómo no, lo más importante lo tuvimos al final. Celebramos la Santa Misa para clausurar el día. Nos ocupamos de prestar una mano a nuestros amigos seminaristas acolitando y cantando en el coro. Hasta el final siempre junto a estos hermanos nuestros que tan preocupados están también de que nuestra estancia aquí durante este mes sea de mayor comodidad. Damos gracias a Dios por el día que vivimos.
No nos acostumbremos nunca a las cosas de Dios, sino vivámoslas en su Corazón. De esta manera todas las actividades que realicemos durante nuestra vida serán siempre nuevas.
Seguimos muy agradecidos a todos los que nos estáis encomendando desde España. Somos conscientes de que tenemos una gran ayuda gracias a vuestras oraciones. En algunas ocasiones ya lo hemos experimentado, varios miedos e inseguridades han desaparecido, y sabemos que no puede haber sido sino gracias a estas oraciones. ¡Seguid ayudándonos! Nosotros desde aquí se lo agradecemos al Señor y pedimos por vuestras familias y necesidades.
Probablemente a cualquiera de nosotros, colaboradores y responsables en alguna tarea pastoral en nuestra diócesis de Getafe, puede parecernos esta actividad diocesana todo menos una novedad, ya que estamos acostumbrados a estas "movidas". Los ocho misioneros participamos e incluso ayudamos en algunos momentos de la jornada en alguna actividad e intervención de la misma.
Íbamos convencidos de que estábamos hechos a estas experiencias y nada nos podría parecer nuevo. El Señor nos sorprendió desde el primer momento. Entre los bailes y dinámicas, las actuaciones del grupo musical y las dos charlas-coloquio que tuvimos (una de ellas impartida por nuestro rector D. Carlos) seguidas de una ronda testimonio-vocacional (en esta ocasión Alex fue nuestro representante) el Señor nos concedió magníficos detalles.
Personalmente lo que más me gustó fue vivir en medio de los seminaristas del seminario de Villarrica este acontecimiento. Creo que a cada uno de nosotros se nos pasó por la cabeza numerosos recuerdos de nuestras primeras Jornadas Diocesanas, peregrinaciones, etc. Siempre que podíamos nos juntábamos con ellos. Qué alegría tan grande en los rostros de estos seminaristas que vivían su primer encuentro diocesano de jóvenes al ver a tantos jóvenes de su diócesis comprometidos con su labor pastoral, ansiosos por ayudar y hacer todo lo posible para que la alegría del Evangelio sea el alimento en sus parroquias. ¡Y todo dentro de un clima de sencillez que contagiaba alegría verdadera, la alegría cristiana!
Cómo no, lo más importante lo tuvimos al final. Celebramos la Santa Misa para clausurar el día. Nos ocupamos de prestar una mano a nuestros amigos seminaristas acolitando y cantando en el coro. Hasta el final siempre junto a estos hermanos nuestros que tan preocupados están también de que nuestra estancia aquí durante este mes sea de mayor comodidad. Damos gracias a Dios por el día que vivimos.
No nos acostumbremos nunca a las cosas de Dios, sino vivámoslas en su Corazón. De esta manera todas las actividades que realicemos durante nuestra vida serán siempre nuevas.
Seguimos muy agradecidos a todos los que nos estáis encomendando desde España. Somos conscientes de que tenemos una gran ayuda gracias a vuestras oraciones. En algunas ocasiones ya lo hemos experimentado, varios miedos e inseguridades han desaparecido, y sabemos que no puede haber sido sino gracias a estas oraciones. ¡Seguid ayudándonos! Nosotros desde aquí se lo agradecemos al Señor y pedimos por vuestras familias y necesidades.
sábado, 11 de julio de 2015
Misión en "Los Santos"
El pasado viernes, día 10 de julio, dimos por concluida nuestra misión en el barrio de "Los Santos", uno de los que pertenecen a la parroquia de San Francisco de Asís, a cuyo servicio nos ha destinado el obispo de Villarrica, D. Francisco Javier.
La misión en este "sector", como los llaman aquí, comenzó el lunes 6. Durante estos cinco días, hemos recorrido las calles de este barrio y hemos llamado a todas las puertas de las casas que lo componen. Esta visita puerta por puerta ha sido la actividad de la misión a la que más horas hemos dedicado. En algunas casas hemos recibido la indiferencia o el rechazo por respuesta, pero otras muchas personas nos han acogido con cariño, agradeciendo nuestra visita y haciéndonos partícipes de sus penas y alegrías, pidiendo nuestra oración por sus enfermos y compartiendo con nosotros su postura ante Dios y la Iglesia. A todos hemos ofrecido la bendición de Dios para sus casas y familias, además de nuestro testimonio de fe, la invitación a participar en los sacramentos y algún sencillo obsequio como una medalla de la Virgen o un rosario.
El miércoles 8, con ocasión del comienzo de la novena a la Virgen del Carmen, patrona de Chile, tuvimos nuestra primera celebración en la capillita de este barrio: el rezo del santo rosario. Fue un primer encuentro comunitario con estas familias. A la llamada de la campana de esta capilla y de nuestro equipo de megafonía ambulante acudieron unas 20 personas, la mayoría de ellas niños.
El día siguiente, la invitación era a una Hora Santa. Con una asistencia duplicada respecto a la del día anterior, tuvimos un precioso rato de adoración eucarística del que todos salimos fortalecidos.
Finalmente, el viernes cerramos nuestra misión con unas divertidas olimpiadas para niños en el parque público, una catequesis para adultos y la celebración de la Eucaristía. Tampoco faltaron las confesiones y una sencilla cena improvisada con lo que los vecinos aportaron para compartir después de la santa Misa. Esta vez, la participación fue aún más numerosa que la del día anterior, hasta el punto de que no cabíamos en la capilla y algunas personas tuvieron que seguir la misa desde fuera.
Damos gracias a Dios por esta intensa experiencia, en la que hemos vuelto a constatar que merece la pena gastarse para anunciar el Evangelio.
La misión en este "sector", como los llaman aquí, comenzó el lunes 6. Durante estos cinco días, hemos recorrido las calles de este barrio y hemos llamado a todas las puertas de las casas que lo componen. Esta visita puerta por puerta ha sido la actividad de la misión a la que más horas hemos dedicado. En algunas casas hemos recibido la indiferencia o el rechazo por respuesta, pero otras muchas personas nos han acogido con cariño, agradeciendo nuestra visita y haciéndonos partícipes de sus penas y alegrías, pidiendo nuestra oración por sus enfermos y compartiendo con nosotros su postura ante Dios y la Iglesia. A todos hemos ofrecido la bendición de Dios para sus casas y familias, además de nuestro testimonio de fe, la invitación a participar en los sacramentos y algún sencillo obsequio como una medalla de la Virgen o un rosario.
El miércoles 8, con ocasión del comienzo de la novena a la Virgen del Carmen, patrona de Chile, tuvimos nuestra primera celebración en la capillita de este barrio: el rezo del santo rosario. Fue un primer encuentro comunitario con estas familias. A la llamada de la campana de esta capilla y de nuestro equipo de megafonía ambulante acudieron unas 20 personas, la mayoría de ellas niños.
El día siguiente, la invitación era a una Hora Santa. Con una asistencia duplicada respecto a la del día anterior, tuvimos un precioso rato de adoración eucarística del que todos salimos fortalecidos.
Finalmente, el viernes cerramos nuestra misión con unas divertidas olimpiadas para niños en el parque público, una catequesis para adultos y la celebración de la Eucaristía. Tampoco faltaron las confesiones y una sencilla cena improvisada con lo que los vecinos aportaron para compartir después de la santa Misa. Esta vez, la participación fue aún más numerosa que la del día anterior, hasta el punto de que no cabíamos en la capilla y algunas personas tuvieron que seguir la misa desde fuera.
Damos gracias a Dios por esta intensa experiencia, en la que hemos vuelto a constatar que merece la pena gastarse para anunciar el Evangelio.
domingo, 5 de julio de 2015
Somos una familia
Miércoles 1 de julio a las 19:00 h: Misa de envío en el Seminario. Esa era la fecha clave que teníamos apuntada los 7 seminaristas que iríamos de Misiones este Verano. Desde ese momento la aventura comenzaba. Después de celebrar la Eucaristía, a la cual asistieron algunos familiares y hermanos seminaristas que quisieron despedirse de nosotros partimos hacia el Aeropuerto. Además de lo necesario para el invierno chileno, llevábamos también mucha ilusión, ganas de dar la vida y la conciencia clara de que venimos a aprender, a dejarnos sorprender.
Ya en el Avión, hubo tiempo para mucho, ya que el vuelo era de ¡14 horas!, así que algunos recargaron fuerzas con el descanso, otros leyeron, y algunos otros mataron el tiempo con alguna que otra película.
Una vez en Santiago, Isabel, una mujer española que vive en Chile, nos llevó hacia la casa donde unos sacerdotes y postulantes del Instituto "Schola Cordis Iesu" nos acogieron con mucho cariño. Ya instalados, arreglados y habiendo puesto el día en manos del Señor, conocimos un poco el colegio san Francisco de Asís, llevado por estos sacerdotes, y donde a su vez trabaja Isabel. Un colegio donde lo que se quiere es que el centro sea el Señor.
Más adelante, fuimos hacia el centro de Santiago, donde visitamos su Catedral, la Iglesia de san Agustín, y la de san Francisco, la única que se conserva de estilo colonial, porque Esta ciudad es propensa a sufrir terremotos. En esos momentos empezamos a ser conscientes de las dos caras de Santiago, una muy parecida a los barrios europeos, y otra en la que se nos muestra la pobreza y necesidad material. Pero ambas caras tienen un denominador común: la sed de Dios.
Después de comer un completo con palta, plato típico chileno, que es una hamburguesa artesanal con todo lo que conocemos pero con un añadido especial: el aguacate que en Chile se llama Palta. Una vez comimos nos encaminamos hacia el Cerro San Cristóbal, allí celebramos la Eucaristía, junto con otro amigo español que vive aquí en Santiago, Bruno. Él, gran conocedor de la historia y cultura chilena, nos fue explicando un poco del contexto en el que nos encontrábamos, puso palabras a aquello que ya estábamos viendo. Tras subir a la cumbre del Cerro y ver a la Virgen Inmaculada, contemplamos la grandeza y particular belleza de Santiago, una ciudad enorme, donde está un tercio de la población chilena. En ese instante al observar esta ciudad, sentíamos el impulso de gritar: ¡hay en medio de vosotros Uno al que no conocéis!.
Con este espíritu, nos dirigimos de nuevo hacia el lugar donde nos alojamos. allí pasamos a estar a solas con el Señor, en compañía de los sacerdotes que nos acogieron y que al final de la Hora Santa nos agradecieron nuestra presencia y nos enseñaron esa fraternidad sacerdotal, que nace de ser llamados a la misma familia, la familia sacerdotal, de los llamados a ser "Alter Christus" en la Tierra.
A continuación cenamos en casa de Isabel, donde pasamos una agradable velada, sintiéndonos en familia, esa familia cristiana que siempre tiene la puerta abierta para acoger a los hermanos de la fe.
Al día siguiente y antes de partir a Villarrica, nos alimentamos espiritualmente de los dos santos chilenos canonizados: santa Teresa de los Andes y san Alberto Hurtado. Partimos pronto hacia Los Andes a una hora y media aproximadamente de Santiago. Allí, tuvimos la Eucaristía, posteriormente la oración, para más tarde comer y salir hacia el santuario de San Alberto, donde nos dejamos interpelar al ver como la santidad es capaz de cambiar el mundo, de como solo quien se entrega por entero a Dios hace realidad el ser sal de la tierra y luz del mundo. Con su guía esperamos aprender aquello de "dar, dar siempre, dar hasta que se nos caigan los brazos de cansancio. DAR HASTA QUE DUELA". Con este fervor, volvimos a casa, nos despedimos de aquellos que tan amablemente nos acogieron, y partimos hacia la Estación de Autobuses, en donde a las 23:30 h, nos montamos en una micro, manera chilena de referirse a los autobuses. Llegamos a Villarrica sobre las 8:40. Fuimos recibidos, y tras alojarnos y cambiarnos, dimos un paseo para conocer estas tierras que nos recibían, estas tierras que aguardan a que el Señor sea predicado, estas tierras en las que se palpita una ansia, una sed enorme de Dios. Terminado el paseo, tuvimos una emotiva eucaristía, junto con los seminaristas de Villarrica y muchos fieles que quisieron darnos una calurosa bienvenida, haciendo vida las palabras que el padre Javier, formados del Seminario de Villarrica dijo, la Iglesia es Católica, esto es, universal, todos pertenecemos a ella, somos una familia y da igual la procedencia, porque la fe es la misma.
Con los sentimientos aun a flor de piel, almorzamos, así se dice aquí a la comida, con los seminaristas de la Diócesis, lo cual sirvió para acrecentar aún más los nexos y las relaciones que guardábamos con ellos, gracias a su peregrinación por Tierra Santa, Roma y España, ya que se hospedaron en nuestro Seminario. Da igual de donde seas si eres llamado por Cristo, ahí descubres la fraternidad sacerdotal, una fraternidad que supera raza, lengua y cultura.
Después de ver con ellos la final de la Copa América, la cual Chile ganó por primera vez, descansamos en el Señor, poniendo todo en sus manos, siendo conscientes que a partir de mañana, empezaría la verdadera misión.
Comenzaba el Domingo y los seminaristas nos dividimos en tres grupos: unos iban a las capillas de "Francisco de Asís" de Ñancul y "Nuestra Señora de Lourdes" de Huiscapi, otros iban a la Ermita Virgen del Carmen y parroquia de San Francisco en el barrio de Pucara,
otros en cambio fueron con las comunidades mapuches que se encuentra al noroeste de la Diócesis. Todos nosotros celebramos con estas comunidades la Eucaristía, y vimos con alegría, el fervor con el que en su sencillez viven la fe.
Al volver, almorzamos y organizamos todas las actividades del mes.
Que este mes de Misión haga verdad en nuestra vida que "hay más alegría en dar que en recibir "
#MisiónChile2015.
Ya en el Avión, hubo tiempo para mucho, ya que el vuelo era de ¡14 horas!, así que algunos recargaron fuerzas con el descanso, otros leyeron, y algunos otros mataron el tiempo con alguna que otra película.
Una vez en Santiago, Isabel, una mujer española que vive en Chile, nos llevó hacia la casa donde unos sacerdotes y postulantes del Instituto "Schola Cordis Iesu" nos acogieron con mucho cariño. Ya instalados, arreglados y habiendo puesto el día en manos del Señor, conocimos un poco el colegio san Francisco de Asís, llevado por estos sacerdotes, y donde a su vez trabaja Isabel. Un colegio donde lo que se quiere es que el centro sea el Señor.
Más adelante, fuimos hacia el centro de Santiago, donde visitamos su Catedral, la Iglesia de san Agustín, y la de san Francisco, la única que se conserva de estilo colonial, porque Esta ciudad es propensa a sufrir terremotos. En esos momentos empezamos a ser conscientes de las dos caras de Santiago, una muy parecida a los barrios europeos, y otra en la que se nos muestra la pobreza y necesidad material. Pero ambas caras tienen un denominador común: la sed de Dios.
Después de comer un completo con palta, plato típico chileno, que es una hamburguesa artesanal con todo lo que conocemos pero con un añadido especial: el aguacate que en Chile se llama Palta. Una vez comimos nos encaminamos hacia el Cerro San Cristóbal, allí celebramos la Eucaristía, junto con otro amigo español que vive aquí en Santiago, Bruno. Él, gran conocedor de la historia y cultura chilena, nos fue explicando un poco del contexto en el que nos encontrábamos, puso palabras a aquello que ya estábamos viendo. Tras subir a la cumbre del Cerro y ver a la Virgen Inmaculada, contemplamos la grandeza y particular belleza de Santiago, una ciudad enorme, donde está un tercio de la población chilena. En ese instante al observar esta ciudad, sentíamos el impulso de gritar: ¡hay en medio de vosotros Uno al que no conocéis!.
Con este espíritu, nos dirigimos de nuevo hacia el lugar donde nos alojamos. allí pasamos a estar a solas con el Señor, en compañía de los sacerdotes que nos acogieron y que al final de la Hora Santa nos agradecieron nuestra presencia y nos enseñaron esa fraternidad sacerdotal, que nace de ser llamados a la misma familia, la familia sacerdotal, de los llamados a ser "Alter Christus" en la Tierra.
A continuación cenamos en casa de Isabel, donde pasamos una agradable velada, sintiéndonos en familia, esa familia cristiana que siempre tiene la puerta abierta para acoger a los hermanos de la fe.
Al día siguiente y antes de partir a Villarrica, nos alimentamos espiritualmente de los dos santos chilenos canonizados: santa Teresa de los Andes y san Alberto Hurtado. Partimos pronto hacia Los Andes a una hora y media aproximadamente de Santiago. Allí, tuvimos la Eucaristía, posteriormente la oración, para más tarde comer y salir hacia el santuario de San Alberto, donde nos dejamos interpelar al ver como la santidad es capaz de cambiar el mundo, de como solo quien se entrega por entero a Dios hace realidad el ser sal de la tierra y luz del mundo. Con su guía esperamos aprender aquello de "dar, dar siempre, dar hasta que se nos caigan los brazos de cansancio. DAR HASTA QUE DUELA". Con este fervor, volvimos a casa, nos despedimos de aquellos que tan amablemente nos acogieron, y partimos hacia la Estación de Autobuses, en donde a las 23:30 h, nos montamos en una micro, manera chilena de referirse a los autobuses. Llegamos a Villarrica sobre las 8:40. Fuimos recibidos, y tras alojarnos y cambiarnos, dimos un paseo para conocer estas tierras que nos recibían, estas tierras que aguardan a que el Señor sea predicado, estas tierras en las que se palpita una ansia, una sed enorme de Dios. Terminado el paseo, tuvimos una emotiva eucaristía, junto con los seminaristas de Villarrica y muchos fieles que quisieron darnos una calurosa bienvenida, haciendo vida las palabras que el padre Javier, formados del Seminario de Villarrica dijo, la Iglesia es Católica, esto es, universal, todos pertenecemos a ella, somos una familia y da igual la procedencia, porque la fe es la misma.
Con los sentimientos aun a flor de piel, almorzamos, así se dice aquí a la comida, con los seminaristas de la Diócesis, lo cual sirvió para acrecentar aún más los nexos y las relaciones que guardábamos con ellos, gracias a su peregrinación por Tierra Santa, Roma y España, ya que se hospedaron en nuestro Seminario. Da igual de donde seas si eres llamado por Cristo, ahí descubres la fraternidad sacerdotal, una fraternidad que supera raza, lengua y cultura.
Después de ver con ellos la final de la Copa América, la cual Chile ganó por primera vez, descansamos en el Señor, poniendo todo en sus manos, siendo conscientes que a partir de mañana, empezaría la verdadera misión.
Comenzaba el Domingo y los seminaristas nos dividimos en tres grupos: unos iban a las capillas de "Francisco de Asís" de Ñancul y "Nuestra Señora de Lourdes" de Huiscapi, otros iban a la Ermita Virgen del Carmen y parroquia de San Francisco en el barrio de Pucara,
otros en cambio fueron con las comunidades mapuches que se encuentra al noroeste de la Diócesis. Todos nosotros celebramos con estas comunidades la Eucaristía, y vimos con alegría, el fervor con el que en su sencillez viven la fe.
Al volver, almorzamos y organizamos todas las actividades del mes.
Que este mes de Misión haga verdad en nuestra vida que "hay más alegría en dar que en recibir "
#MisiónChile2015.
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